El día después del 30 de octubre de 1983 estaba sentado en un café de la calle Montevideo (a metros del Bar La Paz por Avenida Corrientes), enfrente del Profesorado de Lengua. Recuerdo que aquel día era una fiesta, una verdadera fiesta de la Democracia, Franja Morada y todos los que habían votado por Alfonsín celebraban. Con mis compañeros de la JP nos perdimos en la última mesa, sin una sola injuria, aceptando con resignación las circunstancias políticas, pero sin bajar los brazos ni renunciar a la lucha. Pronto nos sumamos al slogan "con la Democracia se come, se educa y se cura...", quien podía contradecir semejante proyecto de idea. Más tarde se nos apareció un señor innombrable, con unas patillas a lo Quiroga, que reconstruyó un éxito musical de los setenta (Génesis) pero en versión gaucha: "Vendiendo Argentina por un mango". Por último, la expresión más pobre y vacía de la política argentina contemporánea. Entonces partí, para vivir otras experiencias y mirar con otras perspectivas la tierra soñada...Por etapas fui soñando una balsa que no naufragara mi retorno. Debo aclarar que nunca fui gobernado por los Kirchner y ningún vínculo sentimental, ni a favor ni en contra, me une al nombre, sencillamente porque no lo he vivido. Sin embargo, como muchos que hemos sentido la desesperanza clavada en el pecho y la nostalgia de la memoria que no te abandona, simplemente hemos razonado la acción de un modelo de Gobierno Nacional que, por vez primera desde los tiempos de Eva y Perón, propuso y cristalizó en realidad el sueño de las mayorías populares. Pido entonces, a los que no voten por Cristina Fernández que abran sus corazones y se sumen a la lucha por una nueva Argentina. Es verdad, muchas cosas todavía nos involucran ingratamente con el pasado y debemos mejorar en nuestra acción por integrar, aunque se piense diferente; pero también es verdad que, en el último medio siglo, nunca habíamos alcanzado la capacidad de organización y participación colectiva de millones de argentinos que vuelven a creer en la esperanza, vuelven a sonreir, saben que existen y ese es el primer gran paso, saber que uno existe, que uno está dentro de un Proyecto y que también contribuye con lo más pequeño y extraordinariamente grande que tiene nuestro pueblo, un corazón que late y está más vivo que nunca...porque la utopía también existe.
Profesor Carlos Cabrera, Valencia 22 de octubre de 2011.
Adhiere: Corriente Nacional y Popular - Argentinos en Valencia, 678 Valencia, Argentinos para la Victoria, Che Pib@ Votá y Provincia 25.
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