Jorge Luis Borges murió el 14 de junio de 1986, han pasado 25 años y toca evocar la obra superlativa del más grande escritor que dio nuestro país. Examinar su obra exigiría una colección de libros, por lo tanto, tan sólo pretendo acercar un análisis más bien rápido y global para estar cerca suyo y difundirlo desde el exilio.
He seleccionado para este primer avance, por cierto de modo arbitrario, un conjunto de obras variopintas. Borges poeta hubiera sido un buen escritor; como ensayista, reconocido, pero su condición de narrador lo inmortaliza.
Veamos, nunca quiso al "Martín Fierro", a pesar de su excepcional ensayo sobre la materia: "...es representativo de un tiempo, de un momento literario (la literatura gauchesca), de ningún modo representativo de nuestra literatura". Probablemente, hastiado de tanto amor al gaucho y que la tradición le rendiera tributo a un salvaje de la pampa argentina, escribe "El Fin", el reverso de la obra de Hernández, recuperando el orden y la justicia con la muerte de Fierro (a manos del moreno, hermano de aquel que fuera muerto en un pelea por M.F.). También son incomparables algunos relatos como "Tema del héroe y del traidor", lo que sucede en la Irlanda del siglo XIX bien pudo suceder en cualquier lugar donde se luchara por la liberación de un pueblo. Lo significativo del cuento no es lo que narra, sino lo que sugiere: La historia bien puede ser una falsa construcción para el hombre que busca una identidad colectiva. Con "El Etnógrafo" recurre a la idea de que nada reemplaza a la propia experiencia. Un joven estudiante necesita vivir entre indígenas para conocer el "gran secreto" y difundirlo en su tesis universitaria. Cuando lo descubre se da cuenta que hacerlo sería el peor error de su vida, por lo que renuncia a su proyecto doctoral. En cuanto, la breve y mágica expresión lograda en "El Cautivo" nos demuestra que también puede ser simple y comprendido hasta por un niño.
Veamos, nunca quiso al "Martín Fierro", a pesar de su excepcional ensayo sobre la materia: "...es representativo de un tiempo, de un momento literario (la literatura gauchesca), de ningún modo representativo de nuestra literatura". Probablemente, hastiado de tanto amor al gaucho y que la tradición le rendiera tributo a un salvaje de la pampa argentina, escribe "El Fin", el reverso de la obra de Hernández, recuperando el orden y la justicia con la muerte de Fierro (a manos del moreno, hermano de aquel que fuera muerto en un pelea por M.F.). También son incomparables algunos relatos como "Tema del héroe y del traidor", lo que sucede en la Irlanda del siglo XIX bien pudo suceder en cualquier lugar donde se luchara por la liberación de un pueblo. Lo significativo del cuento no es lo que narra, sino lo que sugiere: La historia bien puede ser una falsa construcción para el hombre que busca una identidad colectiva. Con "El Etnógrafo" recurre a la idea de que nada reemplaza a la propia experiencia. Un joven estudiante necesita vivir entre indígenas para conocer el "gran secreto" y difundirlo en su tesis universitaria. Cuando lo descubre se da cuenta que hacerlo sería el peor error de su vida, por lo que renuncia a su proyecto doctoral. En cuanto, la breve y mágica expresión lograda en "El Cautivo" nos demuestra que también puede ser simple y comprendido hasta por un niño.
En sus obras son inagotables las citas eruditas que demoran el desarrollo de la acción y abruman al lector, probablemente un inconveniente para su lectura masiva. Muchas veces se ha dicho "Borges escribe para escritores", sin embargo, "Borges escribió para que todos descubriéramos un mundo oculto, secreto y misterioso".
Profesor Carlos Cabrera, Valencia 11 de febrero de 2011
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