Que el mundo está en crisis no es una novedad, siempre lo estuvo. Pero esta misma que acontece en Europa y el mundo árabe sobrepasa al concepto formal. No es una crisis pasajera, el fondo es mucho más profundo. En este contexto, repentinamente, nuestros amigos latinoamericanos (con quienes podemos guardar diferencias insoslayables sobre el modelo político que debe imperar en la región) desaparecieron de la escena, ni los Castros, Chaves y Evos Morales importan a nadie. Para Europa y los Estados Unidos de América otra es la urgencia…
El África árabe-musulmana está en pie de guerra (y otros del Próximo Oriente), sencillamente porque había pueblos que parecían dormidos. Sin embargo, despertó el monstruo de las oligarquías, autocracias y poderes antidemocráticos. Es malo ignorar a los pueblos. Occidente lo sabe. ¿Pero es necesaria una intervención militar externa? ¿Cuál es la justificación para intervenir de modo que parezca una necesidad justa, legal y necesaria?
Vamos por parte. Esta revolución interna del mundo árabe es semejante a la que libró Europa Occidental contra su Antiguo Régimen; la revolución Francesa y su extensión europea a España se encargó de dar por tierra con el modelo preexistente: privilegio de pocos, miseria de muchos. En Europa Oriental el efecto llegó demorado tras la revolución del 17. Pues bien, del mismo modo, ahora es el turno de los pueblos árabes. Su cronología es diferente y su evolución también.
Alguien dice “Hace falta un cambio que limite los poderes del rey. Una monarquía constitucional (en Jordania)” (El País Semanal, 27/03/11, pag.49); este mismo conflicto atravesó Fernando VII frente a la Constitución Española de 1812 (y las siguientes).
Alguien dice: “Hay que echar a Gadafi, ahora, con la fuerza aérea o con las fuerzas terrestres, pero hay que echarlo ya” (Radio Nacional de España, 26/03/11). ¿Dónde estaban parados los gobiernos eurocentristas que lo recibieron en su último periplo por Europa? ¿Molestaba acaso lo suficiente como para pretender invadir una nación libre sometida a un poder unilateral? Gadafi, ya entonces (y antes también), se había convertido en algo así como el Rey Sol, un ser supremo e infinito, lejos, muy lejos de aquel revolucionario de los años sesenta que escribía su famoso “Libro Verde”, al son de las transformaciones para una nueva versión de los pueblos libres del Tercer Mundo.
Alguien dice…sí, se puede decir mucho también sobre otros gobiernos antidemocráticos, con formas de vida diferentes a las nuestras: Túnez, Egipto, Siria, Yemén o Marruecos (cómo le gustaría a España acabar con Marruecos, basta con recordar la anécdota bélica del “perejil” y sus desfiles militaristas pro monárquicos por las calles de Madrid: “España muestra sus dientes”, titulaba un periódico de forma provocadora y grotesca), pero lo que hay que decir es la verdad.
El poder en el mundo está para ser utilizado y tanto los Estados Unidos como Europa Occidental creen y están convencidos que no sólo lo tienen, sino que, además, debe ser utilizado en su provecho de modo que parezca un acto a favor de la liberación de los pueblos sometidos. Ya sabemos lo que hizo Europa en aquel proceso de colonización del continente africano (por alguna razón un museo londinense tiene lo que no tiene ni siquiera Egipto sobre su propia cultura milenaria) y en que estado lo abandonaron; pero si hasta el rey Belga le dio el mordisco. También sabemos que aconteció, recientemente, en Irak; lo sabemos muy bien.
Decía Henry Kissinger “debemos construir un orden internacional antes que una crisis lo imponga como una necesidad…Estados Unidos ha de dirigir su comportamiento al mundo teniendo en cuenta las presiones de las fuerzas nacionales, por un lado, y de la realidad exterior, por el otro" ("Domestic Structure and Foreign Policy"). Mientras leemos a Harold W. Guidden (“The Arab World”, l´American Journal of Psychiatry, febrero de 1972) donde se intenta dejar en evidencia “los mecanismos interiores del comportamiento árabe” que desde nuestro punto de vista es “aberrante” pero que para los árabes es “normal” por lo que es natural el principio maquiavélico de que “el fin justifica los medios”…por Alá todo, sin él, nada.
En definitiva, consideremos las dos siguientes percepciones del mundo real:
1) El terror es un estado general, y es interno a la persona.... El terror no es la persona a la que estamos combatiendo, el "terrorista". La palabra terror activa tu miedo, y el miedo activa el modelo del padre estricto, que es lo que los conservadores quieren. La "guerra al terror" no pretende que dejes de tener miedo; pretende, precisamente, que lo tengas (George Lakoff , catedrático de lingüística y ciencia cognitiva en la Universidad de California en Berkeley. Su famosa investigación lingüístico-cognitiva sobre las metáforas en la vida cotidiana, coescrita con Mark Jonson está traducida al castellano: Metáforas de la vida cotidiana, Madrid, Cátedra, 2001 (primera edición en inglés, 1980).
2) Lo que está en juego es el problema de los territorios y las posesiones (ricas), de la geografía y el poder (en el mundo). Todo lo que tiene que ver con la historia humana está enraizado en la tierra, lo cual quiere decir que debemos pensar en el hábitat, pero también en que hay pueblos que planean poseer más territorio y por lo tanto deben hacer algo con los residentes indígenas. En un plano muy primario, imperialismo supone pensar en establecerse (aunque sea a través de gobiernos títeres) y controlar tierras que no poseen, que están habitadas y pertenecen a otros (los autóctonos). Conceptos de E.W. Said en “El Ámbito del Orientalismo”, 1992 (los paréntesis son míos).
Ahora bien, la fuerza de la supuesta razón liberal-neocapitalista emplea, a diferencia de otras épocas, recursos del discurso efectivo para las masas que lo siguen por TV: ¿Quién puede objetar una intervención militar para salvar vidas humanas indefensas? Buen recurso, pero insuficiente para los que intentan ver más allá de las apariencias.
Vuelvo a la pregunta inicial que no es la tesis del presente artículo: ¿Alguien sabe que está sucediendo con los “chicos malos” de América Latina?
Carlos Alberto Cabrera, Valencia 27 de marzo de 2011.
Carlos... como siempre es muy didáctico y comprensible, interesante... y muchisimos adjetivos más...pero..... una pregunta, como hacemos para que la gente tome conciencia, la mayoría está en la pavada, no ve más allá que su nariz.
ResponderEliminarSe que hay una juventud pensante,(incluyo a mis hijos, pero no alcanza, no alcanza!!!!!!!
Un abrazo fraterno
Noemí