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La Historia y la Literatura tienen mucho que decir sobre nuestra Identidad. Mi visión no es el único perfil, pero lleva como finalidad la integración del colectivo que consolide la Provincia 25. De manera que funciona como puerta abierta a la memoria y al conocimiento de aquello que, bien o mal, nos pertenece y nos representa. Hecho con afecto para todos los compatriotas...



miércoles, 27 de julio de 2011

Entre Borges y Macedonio Fernández

Macedonio y Borges o la figura del padre
por Elisa T. Calabrese
¿Qué decir de la relación Borges y Macedonio? Es una cuestión bastante compleja como suelen serlo los vínculos parentales, aunque, como aquí, se trate de una paternidad simbólica. Para comenzar, podría decir que uno de los efectos más curiosos de la cronología personal y escrituraria de esta relación es que está signada por la inversión cronológica, ya que para muchos, el saber de Macedonio, de su escritura, está mediado por la previa lectura de Borges. Esto es explicable rápidamente: la escritura borgeana puede verse como una puesta en acto de las teorías macedonianas del belarte. Ahora bien, cabe preguntarse a quién o a quiénes reconoce o niega Borges como padres. El joven vanguardista, junto con su generación, comete el parricidio ritual respecto de Lugones, el poeta nacional, el que ocupaba el centro de la escena consagratoria en el momento en que los jóvenes del veinte deciden, como toda vanguardia, irrumpir con el gesto de la ruptura y la pretensión de iniciar el arte desde cero. Simultáneamente, Borges reconoce como maestro a Macedonio y escribe su Macedonio Fernández, donde inventa la ficción biográfica macedoniana. Desde una mirada de superficie, pareciera entonces, que hay demolición de Lugones, y consagración de Macedonio, pero ¿es realmente así? Si miramos más finamente, podríamos observar la ambivalencia de estas actitudes. Es así que, respecto de Lugones, una vez muerto, ya Borges es un escritor consagrado. Ya no hay necesidad de parricidio entonces: el otrora joven vanguardista es ahora el que ha generado su propia obra, su ficción biográfica de destino literario construyendo un canon donde confluyen el saqueo y la nivelación de otras culturas y tradiciones, a la vez que su lectura particular de nuestra propia cultura, especialmente en las reescrituras de la gauchesca, tanto como en los ensayos críticos que le dedica, con los que Borges demuele la interpretación nacionalista de fin de siglo. Contra Rojas, contra Lugones, Borges instaura su propia lectura del canon literario, a la vez que se autoconfigura como el Autor con mayúsculas, e instala en el archivo intertextual de la literatura el tomo de la enciclopedia borgeana, el tomo con la B de Borges, para lo cual resulta central la conformación de sí mismo y del Nombre propio en la misma escritura.

Una vez construida esta gigantesca operación, no sólo ya no hace falta demoler a Lugones, hasta se le puede dedicar un volumen de poemas post mortem, como en efecto hace Borges. Por otra parte, observemos lo que pasa con Macedonio. Recordemos la idea borgeana de que lo más importante de la escritura no está nunca explícito. Esto sin duda aparece muchas veces en los textos de Borges; en el enigma, la única palabra prohibida es la clave. Y es así que el nombre omitido podríamos decir, es el que constituye la clave de la escritura y es el de Macedonio Por eso, a primera vista pensamos: ¿qué mejor homenaje que un ensayo crítico-biográfico? Pero allí podemos leer una frase que cifra la lectura que esbozo aquí, y es ésta: ... «el talento de Macedonio era eminentemente verbal». Con tal enuciado, Borges parece decir que las más valiosas o genuinas capacidades intelectuales, estéticas, filosóficas y humorísticas de Macedonio no son accesibles por medio de su escritura. ¿Qué consecuencias se pueden apuntar? Varias y complejas; por una parte, que la ficción biográfica del texto borgeano, su invención, su Macedonio, ubican a éste en un lugar inaccesible. ¿Cómo podremos conocer, desde ese momento y pese a todo lo que Borges está escribiendo sobre él, al «verdadero» y talentoso Macedonio? Por otra parte, es un modo de apropiación, ya que, dada la amistad desplegada en esas conversaciones a las que nunca asistiremos, el único que tendrá para siempre ese privilegio, será Borges. También hay una verdad oblicua en este irónico y ambivalente elogio. Si bien el ensayo presenta esta imposibilidad de conocimiento, ese nunca acceder al talento macedoniano, con la falsa modestia característica de Borges —como si pese a sus esfuerzos, no pudiera hacernos llegar a su biografiado— es verdad que la invención del personaje Macedonio representa el desafío de una biografía imposible, porque no solamente su obra es una anti-obra (en el sentido de la no publicación, el deliberado borramiento), sino que el propio Macedonio inventa mucho antes que Borges, las biografías imposibles, empezando por la suya propia.

http://cvc.cervantes.es/actcult/borges/espaarge/05a2.htm

"Es suave y cauto para hablar. No prodiga sus palabras. Escucha en silencio, pero si su interlocutor se desvía del recto camino, Macedonio le orienta con interrogaciones socráticas, articuladas negligentemente. Destruye las vehemencias sin atacarlas, oponiéndoles un concesivo ¿le parece? que es una invitación a reflexionar." Scalabrini Ortiz

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