Argentinos/as !!!

La Historia y la Literatura tienen mucho que decir sobre nuestra Identidad. Mi visión no es el único perfil, pero lleva como finalidad la integración del colectivo que consolide la Provincia 25. De manera que funciona como puerta abierta a la memoria y al conocimiento de aquello que, bien o mal, nos pertenece y nos representa. Hecho con afecto para todos los compatriotas...



lunes, 27 de diciembre de 2010

¡¡¡ Chau 2010, Benvingut 2011 !!!


"Ahí va el Capitán Beto por el espacio" (Luis Alberto Spineta) ... y deberíamos preguntarnos también por dónde vamos nosotros, cada uno, de manera independiente, y cada uno de manera colectiva. Si cada vez que hago un remanso de memorias "salgo de casa por Arenales" (Horacio Ferrer) y estoy caminando por las callecitas de Buenos Aires, eludiendo baches, pateando piedras imaginarias, mirando el obelisco, pero no desde abajo, sino con la mirada cósmica de un argentino/a soñador/a, anhelando su regreso como un Ulises cualquiera a un país generoso y justo. Las palabras no resisten a la realidad, mucho menos al deseo de un tranvía sin tiempo, extraviado en un mundo que me sigue pareciendo ajeno, dificil de comprender. ¿No era que las lenguas acercan las culturas? Cuál es la integración de la que nos hablan cuando se imponen leyes (o normativas) inmorales, persecutorias, inconstitucionales (claro, como no soy ciudadano, que puede reclamar un clandestino bajo el riesgo de dormir en las cárceles ocultas de la mentira). Esta no es una lucha de individuos aislados, es una guerra colectiva, una lucha de organización mental; la búsqueda de una realidad superior y no la ordinaria de cada día. Show en los medios, show en la política, show en el circo cotidiano. Mientras tanto nos acomodamos como podemos, cada uno a su manera, incluso asociándonos a otros colectivos. No hay integración posible bajo el denominador común del Guetto (defino así a todo grupo cerrado incomunicado con el otro)...sí, no me voy a extender (pues ya me lo han dicho, tus escritos son demasiado largos); sin embargo, muchos pensamos más o menos lo mismo...Entonces, ¿Por qué no lo hacemos? Nadie anhela tan solo un Nuevo Año de congratulaciones y augurios gratuitos... todos anhelamos, en cambio, un tratamiento digno, de respeto, de tolerancia, de integración, y eso se alcanza con igualdad de oportunidades, igualdad de derechos e idénticas obligaciones. Mientras tanto, a este globo que gira emborrachado, hay que frenarlo por un instante, al menos, para que razone con un cerebro cósmico y el corazón de un niño ...

La Historia y la Literatura en la Educación Pública


                      Film "La Historia Oficial" (Oscar 1985)

"Recuerdo que estábamos en clase de Historia y la Profesora, a la que llamábamos “Lobito” porque devoraba a la manada de varones con una mirada casi salvaje, nos preguntó qué sabíamos sobre el General Roca.... Levanté la mano y contesté: “Por lo que yo sé fue dos veces Presidente de la República y… mató a todos los indios”. Después de algunas carcajadas se escucharon murmullos mientras el Rober me codeaba para que callara. “¡Señor Cabrera, me hace el favor de abandonar la clase - me gritó la profesora con fina prepotencia - No voy a permitir ninguna insolencia contra los próceres de la patria. ¡Gracias al General, la Nación todavía existe!”. Esa era la calidad de enseñanza a la que estábamos sometidos. Alguien se había apropiado del pensamiento único y manejaba los resortes del poder para conducir marionetas humanas. Por si acaso, por si algo fallaba, estaban ellos, los exterminadores..."
La Noche de los Cuadernos Rotos, Capítulo IV.


“La historia oficial argentina es una obra de imaginación en que los hechos han sido consciente y deliberadamente deformados, falseados y encadenados de acuerdo a un plan preconcebido que tiende a disimular la obra de intriga cumplida por la diplomacia inglesa, promotora subterránea de los principales acontecimientos ocurridos en este continente” ... “La reconstrucción de la historia argentina es, por eso, urgencia ineludible e impostergable. Esta nueva historia nos mostrará que los llamados “capitales invertidos” no son más que el producto de la riqueza y del trabajo argentinos contabilizados a favor de Gran Bretaña” (Scalabrini Ortiz)

domingo, 26 de diciembre de 2010

Diario de la Semana de Mayo de 1810 (Bicentenario)



A manera de revisión final del 2º Bicentenario del Primer Gobierno Argentino, aquí va el Diario de la Semana de Mayo (narrado desde el punto de vista de Mariano Moreno) que difundimos por páginas de facebook:

Día 18: Me llamo Mariano Moreno, nací en Buenos Aires en 1778. Acaban de llegar noticias de gran interés para los criollos del Río de la Plata. Una nave inglesa ha dejado periódicos  que hablan de la caída de la Junta de Sevilla. Creo que es el momento esperado, debemos actuar ya. Al Virrey Cisneros se lo ve preocupado; ha lanzado una proclama para el "status quo" pero, los criollos inquietos y libertarios, acabamos de reunirnos en la casa de Rodriguez Peña para tratar el "asunto". Debemos convencer a Saavedra y recordarle que "las brevas ya están maduras"...

Día 19: Está amaneciendo y no he pegado el ojo. La discusión en lo de Rodriguez Peña y en la jabonería de Hipólito Vieytes fue intensa, diría, mejor dicho, con tintes revolucionarios. Ahora mismo marchamos al Cabildo para hablar con Lezica y con el síndico Leiva. A Lezica lo conozco bien, sé que llevará nuestra solicitud a Cisneros si lo apretamos un poquito. A las diez, Belgrano y Saavedra (con la espada reluciente), hablarán con el alcalde de primer voto. Saben muy bien que si no aceptan un Cabildo Abierto, lo haremos a nuestra manera...

Día 20: Al mediodía, Lezica y Leiva hablaron con Cisneros para entregarle formalmente la solicitud para un Cabildo Abierto. Me han dicho que lo vieron muy nervioso, cosa rara en él. Por la tarde, el virrey recibió a los nuestros en el salón principal del Cabildo. Castelli viendo que el asunto se dilataba y el hombre se hacía el zonzo, le gritó en la cara: "¡¡¡ Queremos su renuncia, Señor !!!". Juanjo me dijo luego que el Virrey esperó a que alguien saliera a defenderlo y, frente al silencio sepulcral que cubrió la sala, con cara de ser omnipotente enviado por Dios, tratando de no perder la compostura, vociferó : "¿Por qué no te callas? ¿Qué atrevimiento es éste? ¿Acaso no sabéis que soy la persona del Rey en América? Fue entonces cuando intervino Saavedra, el jefe de la milicias urbanas, y se acabó el asunto. A las cinco de la tarde firmaba la solicitud sin más que agregar. Por la noche, el Grupo de los Siete, yo y algunos patriotas más, fuimos al teatro donde representaban "Roma Salvada", una crítica contra la tiranía. Al final, entre aplausos, Juan José Paso gritó: "¡¡¡ Viva Buenos Aires libre !!!". Otro que estaba al fondo de la galería vociferó: "Viva la Patria, Carajo!!!"

Día 21: Es lunes y hay mucha gente inquieta y a los gritos en la Plaza pidiendo por la renuncia de Cisneros: "Borombombón, borombombón, de este cabildo yo no me voy". Unos mulatos estaban dale que te dale con unos bombos mientras French y Beruti encabezaban el movimiento insurgente. Cisneros le pidió a Saavedra que pusiera en su lugar a esos revoltosos malentretenidos si quería Cabildo Abierto. La presencia de un Cuerpo de Patricios calmó los ánimos y después del mediodía comenzaron a repartir la invitación siguiente: "El Excmo. Cabildo convoca á Vd. para que se sirva asistir, precisamente mañana 22 del corriente, á las nueve, sin etiqueta alguna, y en clase de vecino, al cabildo abierto que con avenencia del Excmo. Sr. Virrey ha acordado celebrar; debiendo manifestar esta esquela á las tropas que guarnecerán las avenidas de esta plaza, para que se le permita pasar libremente..." Hacia la tarde, los criollos afilaban la lengua sin descanso ni tregua.
 

Día 22: Hombres y Mujeres se aglutinaron en la Plaza esperando novedades. Ya en "boca de urna" decían que al Señor Virrey le darían el raje. Les describo la situación que viví en persona dentro del recinto: Amontonamiento, calor y voces subiditas de tono. Había miradas enfrentadas, por un lado la gente del virrey, por el otro, los criollos rebeldes y mal agradecidos. Cisneros, masticando bronca, dio lugar a las argumentaciones. Enseguida tomó el control el Obipo Lué y Riega que dejó en claro que mientras hubiera un español en América bastaría para gobernar en nombre de Don Fernando. Juanjo Castelli le salió al cruce recordándole que con un rey prisionero y una Junta de Sevilla extinguida cesaba toda autoridad virreinal. El fiscal Villota buscó un contrapeso favorable a Cisneros con una verdad dificil de rechazar: "Señores, Buenos Aires no tiene facultad para decidir por sí sola sin la pertinente participación de todos los pueblos"; entonces Juan José Paso expresó que la causa era de todos, pero que la grave situación exigía una solución práctica e inmediata. Como la controversia se dilataba apareció Saavedra que cerró con breve elocuencia su postura: "...y no queda duda de que el pueblo es el que confiere la autoridad o mando". Inmediatamente se procedió a votar por la continuidad o cese de funciones del Señor Virrey. Las 251 personas presentes fueron votando y, hacia la medianoche, el veredicto popular dictaminaba la derrota de Cisneros por 155 a 69. El Cabildo asumía con la responsabilidad de conformar una Junta de Gobierno. Afuera, la gente bailaba y construía cantitos de despedida...

Día 23: Esta madrugada se dio a conocer que "Hecha la regulación con el más prolijo examen resulta de ella que el Excmo Señor Virrey debe cesar en el mando y recae éste provisoriamente en el Excmo. Cabildo hasta la erección de una Junta que ha de formar el mismo Excmo. Cabildo, en la manera que estime conveniente". Hoy la gente se ha levantado más relajada y distendida; los cuchilleros, pasados de copas y celebración, dormirán todo el día. Ya se están manejando nombres para la Junta y habrá que ver que pasa...

Día 24: Acaban de oficializar la lista de la Junta y no lo puedo creer: Cisneros aparece como presidente y sólo dos de los nuestros como vocales. Hablé con Juanjo Castelli y le dije que renunciara a semejante farsa: "Esto no votó el pueblo", le grité en la cara. Apenas se supo la noticia, otra vez se llenó la plaza y no sé que puede pasar en adelante. Cisneros dio órdenes de reprimir al menor desorden. El Coronel Martín Rodriguez me ha dicho: "Si nosotros nos comprometemos a sostener esa combinación que mantiene en el gobierno a Cisneros, en muy pocas horas tendríamos que abrir fuego contra nuestro pueblo". Me voy para lo de Rodriguez Peña; hay que actuar ya, como que me llamo Mariano Moreno, carajo!!!

Día 25: Llueve. Sin embargo, la gente se aglomera en la Plaza Mayor mientras French y Beruti reparten cintas celestes y blancas. Adentro, en el Cabildo, la cosa está que arde. Cisneros llama a los comandantes y pide que repriman a los revoltosos que gritan en su contra, pero éstos se hacen los giles (la obediencia debida aún no había sido inventada). Ya lo había dicho Martín Rodriguez que no abriría fuego contra sus paisanos. Los grupos de presión discuten los nombres sugeridos durante la noche en lo de Rodriguez Peña; hasta Casilda Igarzábal, la esposa de Don Nicolás, había presionado a Saavedra en representación de todas las mujeres. Afuera solo se escucha: "¡El pueblo quiere saber de qué se trata !". Algunos se meten por la fuerza y aparece Leiva, el síndico, queriendo poner orden. Lezica, temeroso, corre por los pasillos. Sólo Cisneros se mantiene como un hidalgo pero, finalmente, cede y firma el cese definitivo de sus actividades como Virrey. La Primera Junta ya tiene los nombres del equipo: Presidente: Cornelio Saavedra (militar); Secretarios: Mariano Moreno (abogado) y Juan José Paso (abogado); Vocales: Manuel Alberti (sacerdote), Miguel de Azcuénaga (militar), Manuel Belgrano (abogado), Juan José Castelli (abogado), Juan Larrea (comerciante catalán) y Domingo Matheu (comerciante catalán). Para confundir a los funcionarios españoles declaran al nuevo gobierno "Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del Señor Don Fernando VII". Una jugarreta para distraer y preparar una revolución jacobina que pronto se extendería al resto del territorio argentino.

El contexto social, cultural y político en los años 50


Estreno de Antígona Vélez en el Teatro Nacional Cervantes de Buenos Aires 

El crítico y ensayista Martínez Estrada decía que "el interior ha mirado siempre a la metrópoli como la Metrópoli; sus planes nacionalistas y los del resto han sido antagónicos y hasta disyuntivos. Es desde entonces, pues, que Buenos Aires ha sido el centro, alrededor de la cual ha girado la vida argentina, la organización nacional, la cultura y su riqueza" (1). Alberdi, al respecto, agregaba: "No son dos partidos, son dos países; no son unitarios y federales, son Buenos Aires y las provincias…el que creía y confiaba en su ciudad, como buen porteño, negaba automáticamente el interior, la República" (2).

El hombre de Buenos Aires era estadista por derecho propio, y quien quisiera manejar la cosa pública tendría que comportarse como porteño; el provinciano de alma era un pobre diablo. La nueva Nación imperante sólo reconocía el modelo portuario; el interior sólo producía "cabecitas negras" (3), los famosos "descamisados" (4) que descenderán hacia los años 40 hasta la azorada y tumultuosa Reina del Plata.
La ciudad puerto se mostraba al mundo con orgullo y escondía los resabios de la barbarie.
El porteño se fue haciendo y consolidando en ese contexto, y fue adquiriendo de su propio mundo los rasgos que definieron su carácter, su temperamento y su contradictorio ser.
Nació y creció sintiendo que Buenos aires lo era todo.

Lenta, pero gradualmente, fue apareciendo un nuevo eslabón en la cadena social, silencioso y oculto, que también era la Argentina: La masa semianalfabeta fue gananado espacio al ritmo de un nuevo modelo político que se impuso en las elecciones del 46. Primero había estallado el famoso movimiento del 17 de octubre de 1945 (5), punto de inflexión de la sociedad argentina contemporánea. Hasta aquí la cultura sólo había sido para la elite.
"Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca desnudez original, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción de terremoto”.“Presentía que la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río. Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba allí presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto. Eran los hombres que están solos y esperan, que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo”, dice Scalabrini Ortiz.

¿Cuál era, entonces, el marco cultural en época de Antígona Vélez de Marechal? Una lucha de ideas sustentada por una premisa cierta, pero insuficiente para explicar el fondo del problema: Imperialismo o Independencia (más tarde sería Liberación o Dependencia). Se aplicaba en la cultura el mismo resorte antagónico aplicado en la política (6). El marxista Jorge Abelardo Ramos lo había dejado bien claro en su obra "Crisis y Resurrección de la Literatura argentina", al expresar que perduraba, todavía, una conciencia antinacional de carácter literario y cultural. Martínez Estrada y Borges redujeron la dimensión popular del "Martín Fierro" y, junto a otros, se dedicaron a una literatura de evasión escasamente comprometida con el factor social, real y tangible. Había un mayor apasionamiento por leer las obras de la generación del 25: "Don Segundo Sombra" de Güiraldes, "El Juguete Rabioso" de Arlt, los relatos de Horacio Quiroga o todo lo que desembarcaba con sabor parisino.

Mucho se ha dicho que la era peronista produjo muy poco en lo cultural y que la elite, mucho más entendida en el arte, hubo de esperar al "Boom" de los años sesenta para recuperarse de la enfermedad del populismo.
Sin embargo, siempre hubo una conciencia nacional que despertó a derecha e izquierda del centro (todo dependía desde que punto de vista se veía la realidad y dónde estaba parado uno para describir el horizonte).
El mismo Marechal es nombrado Director de Cultura de la Nación en 1947 y al año siguiente se publica su mejor obra: "Adán Buenosayres"; hasta Cortázar lo había condecorado con las mejores palabras y sería un referente suyo para "Rayuela".
Leopoldo no estaba huérfano de historia y literatura, escritores de diferentes tendencias apoyaron al Movimiento Nacional: Arturo Jaureche, Raúl Scalabrini Ortiz, Homero Manzi, Armando Discépolo, Fermín Chávez, Rodolfo Puiggrós o Jorge Abelardo Ramos. Si antes había sido el tiempo de revistas literarias inolvidables como "Martín Fierro", "Proa" o "Sur", ahora en los años cincuenta aparecía "Contorno", primero en una línea exclusivamente literaria, después de la Revolución del 55 con un aire de exhalación de crítica política.

No hubo extinción cultural, sino un cambio de orientación que, si bien excluyó a algunos, conformaba un momento de ruptura para la puesta a punto de una búsqueda de identidad propia e independiente.
Fue un tiempo en que el teatro independiente comenzó a perfilarse. El arte dramático que, en su origen, había sido esencialmente elitista, a partir de ahora comenzaría a expandirse por los pueblos y ciudades del territorio argentino. Un año antes de "Antígona Vélez", en un previo acercamiento a la tragedia griega, Marechal estrenaba, en la Facultad de Derecho, una adaptación de "Electra". Así, a pedido del oficialismo, presenta la adaptación de la obra de Sófocles con la cual se adjudica el Primer Premio Nacional de Drama. Era el año de "Bestiario" de Julio Cortázar y "Misteriosa Buenos Aires" de Manuel Mujica Láinez.
El Teatro Nacional Cervantes, fundado en 1921, convertido en Teatro Nacional de la Comedia en 1933 y en Monumento Histórico Nacional desde 1995, albergaría, de este modo, el significativo valor de haber representado, por vez primera (25 de mayo de 1951) la versión nacional de la "Antígona" gaucha, la mujer trasgresora y libre del diecinueve, cuya dimensión humana abría un vínculo atemporal con el mito y con la expresión universal de la literatura.

1- Martínez Estrada, Ezequiel: "Radiografía de La Pampa", Editorial Losada, 5ª edición, pág. 195; Buenos Aires 1961.
2- Citado en Pérez Amuchástegui; eudeba, 1981: pág. 109.
3- "Cabecitas negras" era la forma peyorativa con la que se llamaba a la gente del interior que llegaba a la metrópolis europeizada.
4- "Mis Queridos Descamisados" fue la forma más frecuente en como Eva Perón se dirigía, en sus discursos, a la plebe que se aglomeraba en la Plaza de Mayo y junto a las radios para escucharla.
5- El 17 de Octubre fue el punto de inflexión que marcó la incorporación de los sectores populares a la vida política argentina. Nunca más las minorías podrían imponer su voluntad sobre las masas populares. En la década 1945/55, los trabajadores alcanzaron el máximo nivel de participación en la distribución  del Ingreso Nacional, algo más del 50 %. "El subsuelo de la Patria sublevado", con esta frase se refería Raúl Scalabrini Ortiz ("El hombre que está solo y espera") a los miles y miles de argentinos que marcharon hacia la capital argentina aquel 17 de octubre de 1945. Todo lo demás que se ha dicho al respecto queda a gusto del paladar de los que han querido escuchar los pro y los contras de un fenómeno de masas único y espontáneo de nuestra historia nacional.
6- Braden o Perón fue la consigna del peronismo para hacer frente a las elecciones. Braden era cónsul estadounidense. Una jugarreta política: Eras un patriota o eras un traidor (estrategia que no ha perdido vigencia en algunos espacios políticos).

Profesor Carlos Cabrera (Facultad de Filología/Facultad de Historia/Universidad de Valencia)

sábado, 25 de diciembre de 2010

Literatura vs. Historia (II)

El Monje Negro del Apocalipsis (Prólogo II, continuación del I)

Cada uno a su manera justificaba las premisas de la ciencia o del arte. Eran ideólogos, sí, pero lo suficientemente flexibles como para transformar una verdad. Una de esas tardes, en que las personas insoportables merodeaban su territorio, el literato relució una pregunta para que nadie la comprendiera: "La historia es una ciencia cuyos procesos pretéritos exigen afirmaciones, por lo tanto, ¿Cuándo un hecho debe ser considerado verdadero?", a lo que sólo su amigo de ejercicios mentales, el historiador, respondió con premura: "Cuando se demuestra que ha sido real porque las fuentes así lo expresan". Aristófanes, insatisfecho, inquirió: "Entonces, ¿Cuándo una fuente es verdadera?".

El comediante griego vivía afectado de una creencia muy particular desde que había leído a Borges. Dudaba tanto de la Historia que la Literatura le parecía más fiel a la realidad. Siempre murmuraba en voz baja para no parecer agresivo: "Cómo voy a creer en la historia si es una construcción del hombre para justificar sus actos, sus doctrinas, sus excesos y su muerte".
Heródoto tampoco se quedaba atrás en esto de argumentar a favor del rigor científico que debía imperar en las interpretaciones; ya lo había sugerido en reiteradas oportunidades: "Si no creemos en la fidelidad del hecho histórico será porque tu esposa te engaña".
Ahora los involucraba una novela. Aún resuena el espíritu de aquel último diálogo antes de que la editaran:

- Mi querido profesor –irrumpió Mister Heródoto con su ironía delicada de siempre ¿Cree usted que este libro vale la pena? Si lo ponemos entre los de historia dirán que es ficción literaria y si lo ponemos entre novelas de tono filosófico dirán que es un libro demasiado simple. Yo propongo, si es que efectivamente vale la pena, ponerlo entre los libros raros de difícil clasificación. De hecho, ya hay uno para esta nueva categoría...el mío.

- Bueno, mi estimado camarada.  El libro que usted escribió y éste son versiones profundas del pensamiento humano, sólo que el suyo se construye desde lo histórico con observaciones literarias y, éste, desde lo literario con observaciones históricas.

- ¡Y dale que va! Un obra o es histórica, para lo cual el uso y el análisis riguroso de las fuentes es primordial, o es literaria, para lo cual el arte de la invención es totalmente libre.

- Sí, Doctor...está en lo cierto, pero déjeme agregar: Usted hace interpretación de las fuentes y puedo diferir con sus conclusiones; por otro lado, lo que me temo representa mi argumentación más sólida, quién le dijo a usted que la fuente consultada es verdadera. Puede no serla. Fíjese el planteamiento doctrinal que hace la Iglesia una vez extinguido el cristianismo primitivo. ¿Acaso son válidas las fuentes reconstruidas y deformadas con determinados fines? Mi amigo, el próximo fin de semana tómese una hora de su descanso bajo los árboles de su casa y lea "Tema del Traidor y del Héroe". Volverá a dudar de todo.

 - Le haré caso, mire lo que le digo, si usted hace lo mismo y me lee a Lucien Febvre respondió el historiador, algo fastidiado y con tono imperativo – En La Soborna también somos muy profundos, tanto como Borges en Buenos Aires.

- Bueno, el relato lo escribió en la ciudad del tango, pero le diré que transcurre en Irlanda, querido amigo – agregó el literato.

- "!D´accord!", pero sobre la falsedad de las fuentes, debo aseverar que la respuesta es sencilla: Es trabajo de todo investigador ser sumamente escrupuloso con ellas. A él corresponde certificar su veracidad o si no la tiene.

- Usted me está ayudando a argumentar, mi querido, dijo "certificar su veracidad", de modo que una fuente debe ser veraz aunque no sea verdadera. Así va el mundo, nos hacen creer que tal o cual producto es necesario para nuestra felicidad y vamos y lo compramos... y ya somos felices, ¡Ja ja ja!

- Está jocoso hoy, bueno, como lo está siempre, Aristófanes. Usted vive riéndose de cosas serias y sagradas.

- Por eso me hago llamar Aristófanes, ¿no le parece?

- Volviendo a lo anterior – dijo Heródoto, poniendo nuevamente el acento formal que el profesor le había quitado – Considerando que está más preocupado por las fuentes que por discutir sobre esta novelita de principiantes –esta vez con tono burlón - le diré que lo verdadero reclama siempre lo veraz, mientras lo veraz no reclama nunca lo verdadero. A lo primero llamo yo historia, y lo segundo pura ficción. Temo que a usted también lo ha invadido esa prédica del nuevo siglo de sospechar que todo es falso.

- ¡Bueno, no sea extremista hombre! Siempre queda el recurso de la fe...¡Ja ja ja!

- Mire, considerando que damos vueltas sin llegar a ninguna definición clara ni definitiva, le propongo que volvamos a reencontrarnos al final de esta novela. ¿Qué le parece?

- Bien, de acuerdo doctorcito, así el lector sabrá de que estamos hablando y podrá sumarse a nuestras consideraciones históricas-literarias.

- Ok, pro-fe-sor-ci-to... mientras los amigos que están del otro lado hacen lo suyo, ¿acepta una copa de jerez? ¡Vamos, hombre, que El Monje Negro ya cabalga!





Literatura vs. Historia (I)


                   El Monje Negro del Apocalipsis (Prólogo I)

Usted bien lo sabe, estimado lector: Comprenderéis que nos queda poco margen para el error. El orbe se inunda de agua apocalíptica. La nave donde ya nadie cabe ha agotado los pasajes del último viaje. El tiempo breve ya no se hace de siglos. Toda la historia se concentra en el mero instante. La tierra teme y tiembla. Hay necesidad de representar papeles que no están hechos para los actores. Usted mismo es un engañador falaz, un personaje cómodo que, como uno, se sienta en un sillón amable para ser transportado a un horizonte desconocido.
Ocurre que lo que usted busca, en realidad, ya lo vive. Toda novela histórica es una versión transformada del presente. Esta misma es una metáfora de lo que somos.
Así, inmolados sobre el pensamiento descabellado de la existencia, dos hombres intentaban desplegar las inútiles alas de la imaginación. Sobre una hoja de fuego anotaban nombres de diosas, de reinas-madres, de guerreras. Buscaban en libros historias de género para discernir. Leían algún pasaje de Gigalmesh o recitaban pasajes de Safo. Discutían sobre el origen de la misoginia, trababan lucha oponiendo las ideas, desmenuzaban argumentos y los reconstruían, dejando palpitar la ignorancia de los otros. No siempre eran tan profundos, en ocasiones, terminaban discutiendo sobre algún aspecto primordial del universo como la del átomo de una gota de lluvia y su vida breve.
A menudo descendían a tierra y se involucraban con el mundo.
Compartían un té de fresas con aire parisino más allá de la catedral, para ver que acontecía en este otro lado de la vida. De nuevo en la biblioteca se involucraban con un tiempo muy anterior al que existían. Una vez desaparecieron sin dejar rastros. Arqueólogos de las profundidades los descubrieron mimetizados en una imagen virtual; parecían íberos de piedra: Indagaban sobre los 581 signos del bronce de Botorrita y el origen del euskera. El sistema pronto los devolvió a la realidad de la que habían fugado.
El túnel del tiempo en el que vivían los había convertido en personajes extraños y curiosos, en viajeros perturbados por los excesos del músculo mental. Se les dio de baja durante tres meses para que disfrutaran de los días de la manera más llana posible. Al regresar a sus investigaciones, ambos habían cambiado sus nombres por sugerencias de psicólogos y psiquiatras, con el saludable fin de comenzar una vida mejor, acomodada a los requisitos de la buena gente enmascarada bajo la apariencia de personas admirables. Sin embargo, no comprendieron el mensaje y continuaron con sus disparates y locuras. El historiador se hizo llamar Heródoto y, el literato, Aristófanes, a secas, pues le parecía un nombre de ingenua amabilidad...

viernes, 24 de diciembre de 2010

El concepto justicia: De Atenas a Buenos Aires (Antígona Clásica - Antígona Vélez)


La ley y la justicia frente al concepto de lo justo:
 
En la República de Platón, Sócrates indaga si "¿Acaso no es virtud humana la justicia?" (1) reflexionando, de esta manera, sobre uno de los pilares de todo sistema democrático. Si el hombre es un ser racional la diferencia lo hace superior entre las especies. Ahora, bien, el sentimiento de justicia imperante podía ser dado por los dioses o por los hombres. La época de Sófocles debía ser muy precisa en tal sentido, más aún considerando el valor educativo y aleccionador que debía poseer la tragedia como parte de un sistema político. "La polis es un orden cuyo principio no es otro que la justicia, ya que al carecer de él los hombres cometen injusticias y no es posible vivir en comunidad…" (2), un concepto que define la condición básica necesaria bajo la cual debe convivir el hombre con sus semejantes. Este principio se refuerza en la capacidad de discernimiento que tiene el hombre, un animal racional, apreciación que Aristóteles rubrica en "Politica": "…frente a los demás animales, los seres humanos, tienen como propio poseer el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto…" (3). Es así, que en la Antígona de Sófocles aparece en discusión un aspecto primordial de la trama: El acto de la necesaria justicia para que el hombre la conociera. Y es Creonte quien debe reafirmar el valor de la misma en su condición de principal representante del poder de un Estado. El problema de fondo es que enfrente aparece una muchacha decidida a transgredir. Su principio moral que la lleva a actuar de una determinada manera está sostenido por el concepto de lo justo. Por lo tanto, quedan enfrentados dos principios similares, aunque no idénticos: El concepto de justicia y el concepto de lo justo.
Creonte actúa sirviéndose de una ley, una ley hecha por el hombre; Antígona se vale del principio humano de valor universal. Esta fricción es lo que choca y produce la tragedia. Si Antígona no hubiera faltado a la ley, no había argumento, al menos, en su desarrollo, con estas características:


"(Antígona dirigiéndose a Creonte)…las leyes no la ha hecho Zeus, ni la justicia que está sentada al lado de los dioses subterráneos. Y no he creído que tus edictos pudiesen prevalecer sobre las leyes no escritas e inmutables, puesto que tú no eres más que un mortal…no es de hoy ni de ayer pues son inmutables…y nadie sabe cuanto hace que nacieron." (Sófocles:"Antígona")
 
El tema de la justicia y de lo justo también se plantea, de un modo semejante, en "Antígona Vélez". No obstante, es necesario ubicar la obra en un contexto geopolítico menos preciso y mucho más incierto que la ateniense del siglo V, a.n.e. El ámbito semibárbaro de la frontera no representaba el espacio más idóneo para determinar con precisión las leyes que regían al sistema político constitucional, todavía demasiado joven e inmaduro. La Organización Nacional (con Mitre, Sarmiento y Avellaneda) sabía muy bien que para acabar más que con los malones, antes debía acabar con los alzamientos de los caudillos del interior. Civilización versus Barbarie era el concepto directriz. A esto se le sumaba el problema social del gaucho, caracterizado más como un inconveniente que una solución al problema. O estaba del lado del indio o era perseguido para aumentar la presencia del ejército fronterizo, como soldado improvisado de los fortines en la línea del Salado (Ley de Fronteras de 1868), y más allá conforme se extendía el dominio del hombre "blanco". Estas iniquidades quedaron inmortalizadas en la primera parte del "Martín Fierro" (1872):

"Cruz y Fierro de una estancia / una tropilla se arriaron / por delante se la echaron¨/ como criollos entendidos / y pronto, sin ser sentidos, por la frontera cruzaron".

Este breve fragmento en el final de la primera parte es muy ilustrativo para describir la época y el ambiente geográfico en los cuales se asienta la versión nacional de Antígona Vélez. Cruz es un desertor del ejército que se une a Martín Fierro para huir de una "civilización" atroz. Roban caballos de una estancia, es decir, de unas tierras privadas que bien podría ser, con un matiz simbólico, "La Postrera" de Facundo Galván, la personificación humana de la ley de frontera. Es por eso, difícil establecer con precisión hasta dónde se excede en uso de sus facultades el Creonte de Marechal.

"Don Facundo es un hombre como de acero. Él ha defendido a "La Postrera" desde que murió su dueño, Don Luis Vélez", dice el hombre 2.

"Luis Vélez: yo lo conocí. Murió sableando a los infieles en la costa del Salado", responde el viejo.

Facundo Galván es la continuación del sentimiento del padre de Antígona. Debe proteger sus tierras y debe hacerlo con mano de acero. En un mundo áspero, semisalvaje, no había lugar para decisiones turbias:

"Voy siguiendo las leyes de tu padre", dice Facundo a Antígona.
 
No era una excusa para justificar su decisión de no enterrar a Ignacio, el traidor, sino una ley necesaria para asegurar el futuro civilizador. El punto no es definir si estamos o no de acuerdo, sino determinar si Facundo Galván se extralimitó en las funciones concedidas por el ausente padre. No es un juez, ni una autoridad del Estado (aunque en el mundo histórico y real de la época sobran ejemplos de abusos e injusticias en nombre de una falsa autoridad civilizadora); es el responsable máximo, tras la muerte de los hermanos, del orden y la justicia en las tierras de los Vélez. Empero Antígona deja entrever un principio que está más allá del mundo de los vivos y en el cual éstos no tienen poder para decidir:

"Dios ha puesto en la muerte su frontera" (cuadro segundo)

"La llanura es ancha y caben todos los muertos", grita el coro de mujeres; "es una ley antigua la que nos manda esconder abajo nuestras miserias", responden los hombres (final del cuadro segundo).

Hay un principio que no tiene medida en el tiempo, una norma que viene de un pasado, de un referente consuetudinario añejo y de carácter profundamente cristiano. En el mundo colonial y, por extensión, el de los criollos, siempre hubo un sentimiento sagrado en relación a los muertos, una especie de temor en el más allá que fue estimulado por el folklore rural y campestre. Todo cuerpo debía descansar bajo tierra para apaciguar el alma del difunto. La gente era muy temerosa de aquellas creencias pueblerinas. Y el contexto de hombres y mujeres que se mueven en torno a los protagonistas lo saben. Puede que el respeto a los muertos motivara al conjunto a que Ignacio Vélez recibiera cristiana sepultura, sin embargo, en Antígona, a semejanza del modelo original, la mueve una determinación superior:

"(A Facundo Galván) Yo seguí otra voluntad anoche…y está por encima de todas" (cuadro tercero).

El sentimiento dominante en Antígona es el de la sangre, pero también el de un principio superior que no está escrito y que se impone por ser justo, aunque rompa con las directrices de lo que es legal o está ordenado. Es la trasgresión en contra de un sistema y la rebeldía contra la justicia inmoral.
En Galván el sentimiento de culpa no existe y justifica sus actos como una premisa necesaria para un futuro civilizador que lo evocara satisfactoriamente, del mismo modo en que se ilustraron a agentes y funcionarios del Estado argentino, en detrimento del verdadero dueño de aquellas latitudes perdidas en el desierto, el indio, y con la extinción del verdadero hijo de las pampas, el gaucho. La última frase de la tragedia de Marechal, en los labios de Facundo Galván, es un esbozo del pensamiento civilizador de la época de la Antígona Argentina:

"Todos los hombres y mujeres algún día cosecharán en esta pampa el fruto de tanta sangre".

1- Platón, La República, I-IX.
2- Bañuls-Crespo, 2007: Pág.73.
3- Aristóteles. Política, 1253a, 15-18.

Carlos Alberto Cabrera; Facultad de Filología ("El Teatro Griego como Texto Patrimonial", bajo la dirección de los Profesores Carmen Morenilla y José Vicente Bañuls), Universidad de Valencia, mayo de 2008.

martes, 21 de diciembre de 2010

Para avanzar en la Historia es necesario desconfiar de ella...


Donde la Literatura confluye con la Historia y  crea la sospecha de que la Historia sea Literatura:
Tema del Héroe y del Traidor de Jorge Luis Borges: http://www.literatura.us/borges/tema.html
He aquí la duda, necesaria duda, para corregir los errores (y horrores de la Historia). Cabe una pregunta sustancial: ¿Cuánto de nuestra Historia es verídico, cuánto  imaginación pura o error de interpretación? Borges, en este relato, con gran acierto nos sugiere que "La historia transcurre en un país oprimido y tenaz, Polonia, Irlanda, la República de Venecia, algún estado sudamericano o balcánico...digamos, para comodidad narrativa, Irlanda 1824". La imaginación queda libre de ataduras, sucede donde tú quieras (con otros personajes, claro). Un descendiente reconstruye los hechos y lo impone como una verdad incuestionable. ¿Quién escribe la Historia? Alguien que representa a un determinado sector del poder. Y los otros, los vencidos, los olvidados y los que padecieron la "Damnatio Memoriae" (arte romano consistente en eliminar de la memoria a determinados personajes públicos) ¿no tuvieron historia? La Historia es, necesariamente, la duda constante frente a la cual los historiadores no se pueden hacer los distraídos (salvo que sea bien pagado por alguna Institución, para callar y seguir con la farsa de la aparente incuestionable verdad). Así como no todo es falso, tampoco, no todo es verdadero (abundan los ejemplos a través de los siglos); por eso mismo, este bellísimo relato borgiano abre un gran interrogante: ¿Dónde está la verdad?
Para ampliar estos conceptos, hay otro excelente texto: "Al  Rompecabezas le falta una pieza" de Anderson Imbert (otro argentino), época bolivariana donde el narrador  aclara cual es la parte de invención literaria al que recurre para cubrir el vacío documental sobre los hechos.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Encuentro de Asociaciones y Redes Sociales de Argentinos en Europa y el Mediterráneo



 
HISTORIA Y MEMORIA COLECTIVA

Quisiera hablar del Bicentenario y de los hechos importantes de nuestra historia, porque todos los pueblos tienen momentos para la memoria; algunos la retienen, otros la olvidan. Se la protege o se la destruye, se enseña libremente o se la ignora ex profeso.
La Historia Argentina, nuestra historia, está hecha de avances y retrocesos, de buenos y malos tiempos, como la historia de todas las jóvenes naciones que nacieron en América en el siglo XIX.
Es importante no perder el conocimiento y la capacidad de autocritica que propone nuestro desarrollo histórico. Promover nuestra cultura es un fin y conocer nuestro devenir histórico una necesidad.

Tanto los adultos y, más aún, los más jóvenes, debieran acceder a un conocimiento fundamental de lo que fuimos; solo así se comprende el presente y el exilio.
Conocer y comprender, como primer paso; estimular la capacidad critica y argumentar nuestras ideas, en segundo lugar.
Nadie opina igual. No hay una única verdad; solo perdura la que mejor se defiende. Esta es nuestra finalidad. Conocernos más para no perder nuestro hilo narrativo como pueblo diseminado por el mundo y, simultáneamente, para que nos descubran de un modo más íntimo y profundo. Somos, por fortuna, bastante más que tango y fútbol.

Argentina, sin dudas, expresa todas las variantes históricas posibles, donde la sensatez, lo extraordinario, el absurdo y la corrupción han convivido en un mismo e idéntico espacio geográfico (algo así como un "Macondo" magnificado por la extensión de la pampa y el desierto). Aún hoy navega en busca de su propio ser, de su verdadera naturaleza, de una única sustancia que la defina bien o mal, pero con personalidad propia, no de ridícula copia o servil adaptación, sino con un perfil auténtico e independiente.

Nuestra Historia es, por lógica, la indagación desde un presente y desde una posición tomada cuya tesis solo pretende ser una alternativa de análisis interpretativo, refutada por algunos y compartida por muchos. 

Decía Eric Hobsbawm que "en su mayor parte los jóvenes, hombres y mujeres, de este último medio siglo, crecen en una suerte de presente sin relación con el pasado del tiempo en el que viven" (Historia del siglo XX, Barcelona, Critica, 1998). Y, si como agrega Felipe Pigna, "la historia de un país es su identidad... como un gran álbum familiar, allí dónde nos enorgullecemos y nos avergonzamos..." (Los Mitos de la Historia Argentina, La Construcción de un pasado como justificación de un presente, Belacqua, Barcelona 2007), entonces, debiéramos abrirlo para que todos los argentinos sepamos muy bien quienes fuimos y podamos replantear el punto neurálgico de saber hacia dónde vamos como conjunto social camino a la construcción de la Provincia 25.

Debemos enseñar nuestra Historia (del mismo modo que debiéramos hacerlo con nuestra Geografía y el pensamiento de nuestros intelectuales); mi ponencia propone como Objetivos del Plan de Acción:
 
a) Estimular el conocimiento de nuestra historia en las tres generaciones de argentinos que conviven en Europa.
b) Conservar la memoria a través del conocimiento histórico.
c) Adoptar un criterio racional y critico de nuestra Historia Nacional como un ejercicio colectivo necesario en cada Asociación de Argentinos.
d) Preparar una base científica a fin de expandir el conocimiento histórico de nuestra Nación a las Instituciones intermedias y al conjunto de la sociedad europea.

Las circunstancias de este encuentro me invitan a la reflexión: ¿Qué perfil de argentinos anhelamos para este presente y el futuro inmediato? ¿Será un deseo individual, un concepto colectivo, un ideal humano o algo que parezca sin ser? A partir de esta respuesta cada uno, espontáneamente, encontrará el significado de lo que busca y persigue.

Probablemente la humanidad entera esté obnubilada por los destellos de una oscura magia que rige bajo el control de un grupo de naciones líderes y, sobre todo, de este perverso modelo económico que impera en occidente. Quizás no superemos el grado o escala de meros individuos mentalmente adaptados al consumo y al olvido. Creo que debemos hilvanar un nivel de pensamiento superior, por encima del que rige y nos gobierna; seguramente otros colectivos también trabajan en este sentido para que todos podamos sumar a favor de la integración y la convivencia del género humano.

Por estos lares domina el principio de que, si la América Latina es la expresión burda de la miseria, es por culpa de la masa ignorante y los políticos corruptos por quienes vota. Cuando no soportas más la presión del hambre, la violencia, la inseguridad y la hipocresía, huyes despavorido para ocupar el furgón de cola de la gran máquina que ahora tiembla. Y el Estado de Bienestar (en estado de crisis) aparece como un remanso para la realidad que sacude el polvo. Lo que vemos ya lo hemos visto y lo hemos vivido en carne propia. Por eso mismo, ahora mismo, nada nos puede sorprender ni siquiera el zarpazo voraz del sector financiero, precisamente porque la memoria es fuerte, porque la sangre está viva y porque, cuidado, no sea cosa que los argentinos diseminados por el mundo nos organicemos, definitivamente, para abandonar el olvido, el club de barrio y el vagón de cola.

Rugen las palabras de Rodolfo Walsh escritas para que nunca mueran: "Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengamos historia, no tengamos doctrina, no tengamos héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como una propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.

Salud compatriotas, cualquiera sea vuestro ideal, está bien, si es vuestro, auténtico y humano...grítenlo, como lo gritas con tu Himno Nacional: ¡¡¡Oíd mortales el grito sagrado...!!!

Profesor Carlos Alberto Cabrera
Agrupación Martín Fierro
Barcelona, Octubre 16 de 2010

http://www.argentinosenvalencia-martinfierro.com/

Conferencia del Bicentenario (Centro Cultural Bancaja, Valencia, 14/05/2010)




Héctor Berdión (Presidente de la Asociación de Inmigrantes Argentinos en Valencia), Profesor Carlos Cabrera, Josep Ma. Felip i Sardá (Director General de Inmigración)

 Temario: Bicentenario desde el Exilio

          Causas y Consecuencias de la Revolución de Mayo

          Desarrollo:

          1- Introducción
          2- El Virreinato del Río de la Plata
          3- Las Reformas Borbónicas
          4- Los Antecedentes de la Revolución de Mayo

          Primera Parte:

          1. Independencia de los Estados Unidos (1776)
          2. Rebelión de Tupac Amarú (1780)
          3. Revolución Industrial Inglesa (1780)
          4. Revolución Francesa (1789)

          Segunda Parte:

          1. Las Invasiones Inglesas (1806-1807)
          2. Monopolio económico español
          3. Las revoluciones de 1809
          4. La invasión napoleónica, Fernando VII  y la Junta de Sevilla (1808-1810)
          5. La Semana de Mayo
          6. La Primera Junta
          7. Las Expediciones Militares
          8. Conclusión





Artículos del Bicentenario II


El 9 de JulioQuisiera hablar del 9 de julio de 1816, de Laprida Presidente y del último sobreviviente de la Junta de Mayo, quisiera hablar del Jardín de la República, de la Primera Constitución y del por qué de la ruptura en 1820, sin embargo, las circunstancias no me invitan a la memoria, sino a la reflexión. ¿Dónde está nuestra libertad? ¿Qué hicieron con ella? ¿Quién es el culpable? Son duros interrogantes que nos lleva a replantear la índole de República "libre" que somos. Aún más…¿Qué es la libertad? ¿Un deseo individual, un concepto colectivo o un ideal humano? A partir de esta respuesta cada uno, espontáneamente, encontrará el significado que busca y persigue.
Creo que debemos hilvanar otro nivel de pensamiento superior, por encima del que rige en el mundo y que nos gobierna, el que hoy ofrece esta Argentina subordinada, empobrecida y jadeante.
Salud compatriotas, no dejen de soñar, no sea cosa que despertemos del letargo en el que los dioses malignos de la tierra nos tienen prisioneros y descubramos el brutal engaño en el que vivimos sumergidos. Probablemente la humanidad entera esté obnubilada por los destellos de la oscura magia del poder planetario que rige bajo el control de algunos. Y cada uno crea que debe defender una idea, un pequeño territorio, un gran territorio o el alma propia del que respira solo en el mundo.
Salud compatriotas, cualquiera sea vuestro ideal, está bien, si es vuestro, auténtico y humano…¡¡¡Oíd mortales el grito sagrado…la puta madre que lo parió!!!
Profesor Carlos Cabrera, 09/07/2010

Efectos Retroactivos del Mundial de Fútbol de Sudáfrica


El Sabor de la Derrota: El sabor de la derrota puede ser amargo o dulce, depende. Sí, ya sé que siempre sabe con gusto a hiel; los argentinos estamos acostumbrados a ese gusto ingrato, incluso, los que estamos lejos de la tierra, de la nuestra y los que, como en aquellos lunes después de un clásico de fútbol, aparecíamos por el trabajo para soportar las miradas socarronas del otro y, aún, las de las palabras infames por el mero placer de apretar sobre la herida. Yo que de esto sé menos que muchos y bastante más que otros, les digo a mis queridos compatriotas: No confundáis el camino en la ceguera de las pasiones que nos desbordan, más bien reflexionemos. ¿Acaso, en este mundial, no asistimos a una versión más de la globalización económica que gobierna al mundo? De los ocho equipos que quedaron, cuatro fueron sudamericanos, es decir, alrededor de cien deportistas y, a pesar de que no hice las cuentas precisas, creo que no más de diez juegan en nuestro continente. Europa gana, pero compra y nacionaliza cuanto jugador de fútbol de los buenos puede comprar o nacionalizar, simplemente se los lleva porque son los ricos del mundo y sienten una necesidad brutal por mostrar la superioridad histórica de unos sobre otros, absolutamente en todo (y cuando digo Europa también estoy diciendo España). Por estos lares domina el principio de que, si la América latina es la expresión burda de la miseria, es por culpa de la masa ignorante y sus políticos corruptos por quienes votamos. Cuando no soportas más la presión del hambre, la violencia, la inseguridad y la hipocresía, huyes despavorido para ocupar el furgón de cola de la gran máquina que ahora tiembla. Y el fútbol aparece como un remanso para los políticos ordinarios que también respiran por aquí. Y la crisis sacude el polvo. Ya lo hemos visto y lo hemos vivido en carne propia. Griten, griten, que el gran gol de los que mandan en el mundo está por venir…y romperá la gran red. Por eso mismo, ahora mismo, nada nos puede doler. Porque la memoria es fuerte. Porque la sangre está viva y porque, cuidado, no sea cosa que los argentinos diseminados por el mundo nos organicemos para abandonar el olvido, la pequeña isla en la que estamos, el club de barrio y el vagón de cola …
Profesor Carlos Cabrera, julio 4 de 2010

Artículos del Bicentenario I



Día de la Bandera Nacional Argentina

La Bandera Nacional Argentina fue creada con posteridad al de la escarapela. Ya su mismo autor nos dejó la prueba bajo la marca de su pluma: "Siendo preciso enarbolar bandera y  no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme los colores de la Escarapela Nacional, espero que sea aprobada por usted" (Manuel Belgrano, 27 de febrero de 1812). Bernardino Rivadavia, entonces secretario del Primer Triunvirato y, a la larga, agente ligado a los capitales externos, le respondió con el envío de otra bandera…pero roja y amarilla!!! La Celeste y Blanca tuvo que esperar hasta 1816 para ser aprobada por el Congreso de Tucumán quien le agregó, en el centro, un sol incaico (1818). De manera que, para explicar el origen de nuestros colores, debemos remitirnos al de la creación de nuestra escarapela (nada de cuentos de hadas, el color del cielo y Don Manuel mirando pensativo la profundidad del éter o cosas por el estilo).
French y Beruti repartían en la semana de mayo cintas blancas y celestes para distinguir a los patriotas con derecho a paso allí donde no podía pasar cualquiera (lo digo yo que durante la semana caliente para echar a Cisneros me lo anudaba al ojal de mi chaqueta). Escribe Bartolomé Mitre (primer gran historiador) que "French entró en una de las tiendas de la Recova y tomó varias piezas de cintas blancas y celestes. Puso piquetes con orden de dejar entrar solo a los patriotas y hacerles poner el distintivo".
Ya las damas de Buenos Aires también habían desfilado con esos colores el día 19; al mediodía fueron a apretar a Don Cornelio (Saavedra) que se estaba comiendo los higos maduros y no sé si algo más (un año antes había declarado que no era tiempo de revoluciones pues "las brevas no están maduras"). Consta, además, que unos meses después (marzo de 1811) la Sociedad Patriótica (los sucesores de Mariano Moreno) usaba cintillos blancos y azul-celestes.
En fin, el azul también remite, para algunos, a la banda oficial de la Monarquía Borbónica (y Belgranito tenía tendencias monárquicas).
Ahora el tema de discusión se centra en si debe ser celeste, azul, azul-celeste  o alguna otra variante de similar combinación. El 20 de junio evoca la fecha de la muerte del creador (1820) cuya conmemoración oficial fue impuesta por el presidente Ortiz en 1938. Por último, cabe acotar que nuestra bandera oficial remata con un sol nuclear de 33 fulgurantes rayos, largos y cortos, intercalados entre sí.
Profesor Carlos Cabrera, 20/05/2010